Carmen llegó a Venezuela desde La Florida el Viernes 24 de Nov. Vino para vender su apartamento en la isla de Margarita pero quería aprovechar de tomarse unas pequeñas vacaciones y me invitó a acompañarla. Estuvimos en Laguna Mar en una suite de lujo enorme pues ella insiste en que con mis ronquidos no puede dormir. Hace dos o tres años hicimos un crucero y a media noche me decía "Eli, estas roncando" Y yo, como no me escucho...
Qué bién la pasamos! En el paquete "Todo incluído" teníamos: Una cena en el restaurante Caruso de especialidad italiana y otra en el de especialidades mexicanas. Desayunábamos diariamente en el buffet del Topaz y podíamos escoger para los almuerzos entre El Cazón, frente al mar, todo hecho a la brasa o El Salvatore con una carta internacional muy variada.
Todas las noches había espectáculos de bailes o musicales presentados por un grupo de jóvenes muy especialmente preparados para animar a los huéspedes. Durante el día ellos mismos hacían juegos y concursos y nos motivaban para hacer aeróbicos en la piscina o para hacer streching en la playa.
Nos dimos el gusto de lanzarnos como niñitas por los tubos de olas cosa que nunca en la vida habíamos hecho ninguna de las dos y fué muy divertido.
Entre un bañito y otro, jugábamos partidos de rummikiú al lado de la piscina tomándonos un traguito. Me acordé de Johana pues lo que siempre tomaba era amaretto, su bebida preferida. Carmen escogió darse unos masajes relajantes mientras yo me dediqué a la lectura sentada frente al mar.
A donde no la quise acompañar fué al casino porque no soporto el olor ni el humo del cigarrillo. Ella se acostaba tarde pero en las mañanas yo salía a caminar mientras ella todavía dormía.
La pasamos tan bién que antes de despedirnos nos comprometimos a que al menos una vez al año nos escaparíamos a algún lugar del mundo para repetir la experiencia.
